viernes, 6 de febrero de 2009

Un ejemplo de lucha. Frida Kahlo



Su pintura, retrato de su realidad
Luchadora, inconformista, provocadora y apasionada; de extraña belleza y amada por quienes la rodeaban; enamorada de Diego Rivera hasta su último aliento, fue perseguida por el cruel destino, pero salvada por la pintura.
"He perdido tres hijos y otra serie de cosas. La pintura lo ha sustituido todo." (Frida Kahlo)

LAS CUATRO IDEAS CLAVE DE SU PENSAMIENTO

1. SU APEGO A LA VIDA. Le perseguía el dolor: primero su convalecencia fruto de la poliomielitis, después el grave accidente que le dejó secuelas de por vida y le obligó a largas estancias postrada en la cama, y sus irremediables abortos, que truncaban sus deseos de ser madre. “Me gustan mucho las cosas, la vida, la gente. No quiero que la gente muera. No tengo miedo de la muerte, pero quiero vivir. El dolor no, eso no lo soporto”, decía. Frida se aferraba a la vida dibujando lo que le había hecho daño.

2. SU CREATIVIDAD. André Breton definió a Frida Kahlo como surrealista, a lo que ella contestó: “ No, no soy surrealista. Pero puedo decirle algo. Pinto mi propia realidad”. Pero como decía Breton “su sufrimiento se ha transformado en poesía en su pintura”. Ella, para su propio equilibrio y supervivencia, sentía que debía aferrarse absolutamente a su pintura, enraizarse en ella para sobrevivir a su dolorosa existencia. Diego, en los momentos difíciles de Frida, también sabía que sólo la pintura la salvaría.

3. SU AMOR INDESTRUCTIBLE. Su gran amor fue Diego Rivera. Sus repetidas infidelidades eran sabidas por Frida y por su entorno. “¿Qué eran todas esas relaciones en comparación con nuestro amor? Pecata minuta. Una vez más constaté que necesitaba a Diego”. Estos versos de Frida sintetizan lo que Diego era para ella. “Diego-inicio, Diego-constructor, Diego-mi niño, Diego-pintor, Diego-mi padre, Diego mi hijo, Diego-mi amante, Diego-mi esposo, Diego-mi amigo, Diego-mi madre, Diego-yo, Diego-universo”.

4. SU ENTEREZA FINAL. A sus cuarenta y siete años su vida se acababa y Frida Kahlo era consciente de ello. Varias veces la encontraron medio desmayada. “Un tiempo para morir” era a lo que Frida tendía. Prefería acabar cuanto antes con esa horrible agonía que seguir de aquel modo. Su último cuadro: espléndidas sandías abiertas, apetitosas, un bodegón titulado “¡Viva la vida!”; Y sus últimas palabras, una frase en su diario: “espero que la salida sea afortunada y espero no volver jamás”.




Fuente: www.psychologiesrevista.com/