
Para los aborígenes de los Andes la Pachamama es la primordial Diosa de la Vida, la fertilidad de la tierra, las semillas y los frutos, las estaciones, los tejidos, los metales, la cerámica, el chamanismo y la sanación. Pachamama es la deidad Creadora por excelencia y su culto expresa la vivencia espiritual
con lo Sagrado Femenino encarnado en la naturaleza, las mujeres y en la comunidad con un profundo sentido ético, ecológico y de sabiduría.
Dentro de la cosmovisión sagrada de Pachamama todas las personas son hijas e hijos de esta Madre Común y están hermanadas entre sí.
Esta hermandad hace que todos tengan derecho y acceso a la tierra y a sus frutos, a sus energías creativas y sanadoras. En este sentido, Pachamama no acepta que unos pocos posean la tierra, el trabajo agrícola y sus frutos mientras que otros pasan hambre y enfermedad.
En los pueblos andinos esta cosmovisión fue llevada a la práctica a través de la propiedad y el trabajo comunitario de la tierra.
Así, el culto a esta Diosa andina inspiró una visión ética y de justicia social integrada a lo sagrado.
También ecológica porque en la espiritualidad de la Pachamama las plantas y animales, los ríos y las montañas forman parte de su familia y las todas las especies vivientes tienen derecho a sus propios habitat, recursos y ecosistemas en el cuerpo de la Pachamama.
El ritual del 1º de Agosto ha sido celebrado durante siglos por aymaras, quichuas, kollas y criollos.
Hace aproximadamente 3 años celebro esta fiesta como una manera de vincularme y desarrollar esta espiritualidad femenina arraigada a la naturaleza, a las que estamos trayendo a nuestras vidas con una perspectiva de género, de respeto y amor a la tierra.
La celebración marca el retorno de la Pachamama desde las profundidades a donde se ha replegado durante su descanso invernal para mantaner la vida desde las raíces. Por eso, el ritual y la ofrenda tienen la intención de despertar a Pachamama, llamarla e invitarla a beber y comer para que vuelva a manifestar su fertilidad y poder. Todas las mujeres y los varones que se conecten con esta sacralidad de la Pachamama pueden celebrarla con sus parejas, familias, grupos o solas en algún lugar en contacto con la tierra (el patio de la casa, en un parque o fuera de la ciudad) siguiendo los pasos de la ceremonia aborigen:
1) La comunidad, familia o grupo se reúne en círculo para expresar esta igualdad y hermandad ante la Pachamama.
Si una hace el ritual sola es bueno marcar el círculo con una rama o piedras. El centro del
círculo representa a la Diosa. De esta forma se expresa esa igualdad y hermandad; todos están a la
misma distancia de ese centro sagrado y pueden acceder a él.
2) En el centro se abre un pozo con mucho respeto pidiéndole permiso a la Diosa. Abrir este pozo es
abrir su seno, su útero fértil y creador. También se canta y se baila antes de la ofrenda para llamar y
despertar a la Diosa danzando descalzos para captar las energías regeneradoras de la Pachamama.
3) Luego se ofrenda bebida y comida a Pachamama en el pozo. Se le da de comer y beber a la Diosa que ha
despertado de su sueño invernal. También se le ofrendan semillas, hojas de coca, y cada persona o
comunidad pude honrarla con algo particular. Sahumando las ofrendas y el pozo con carbones encendidos y
hierbas o aceites esenciales se hacen invocaciones y pedidos diciendo: "Cusiyá, Pachamama, cusiyá...
(Ayúdanos, Pachamama, ayúdanos) Tú que nos das todo, ahora que has bebido y comido, a Ti te pido salud y
fecundidad, entierra a los malos espíritus y que florezcan de tus semillas la bondad y la vida".
4) Al finalizar se cubre el pozo con una piedra plana o con la tierra y encima se señala el lugar con
piedras redondas formando un montículo de veneración.
El ritual concluye con más bailes y danzas celebrando el retorno de Pachamama. La comunidad también comparte
la comida y bebida que se ha ofrendado a la Diosa.